Yo quemo París es, desde su inicial y controvertida publicación por entregas en el periódico L’Humanité en 1928, el golpe maestro más incómodo de la literatura polaca. La novela narra la historia de un obrero contrariado que, despedido y relegado a vivir en la calle, comete un terrible acto terrorista contra la ciudad de París. Mientras los muertos se acumulan, conocemos comunistas chinos, rabinos, científicos desilusionados, magnates estadounidenses, capitanes del Ejército Blanco venidos a nada y toda una serie de personajes adscritos a las diversas secciones independientes en las que la ciudad se va fragmentando.

Con sus metáforas apabullantes y un montaje que bebe del primer cine de vanguardia, Yo quemo París no ha perdido ni un ápice de su vitalidad y su vigor. Exquisito ejemplo del futurismo y el catastrofismo literarios, la novela, que logra superar los tópicos y la propaganda simplista, presenta un mundo obsceno y degenerado donde las vidas de los seres humanos no tienen ningún valor y donde la metrópolis moderna es hostil y brutal hasta la médula.

Bruno Jasienski nació en 1901 en Polonia. Estudió en Varsovia, Moscú y Cracovia, donde fundó un club literario futurista cuyas reuniones solían acabar en altercados. Tras publicar varios poemarios y una obra breve en prosa, se trasladó a París. Allí escribió y publicó Yo quemo París, novela cuyo éxito que le acarreó la expulsión de Francia. Tras refugiarse en Rusia, ejerció de editor de una revista literaria, dirigió varios sindicatos literarios y escribió dos novelas “industriales”, antes de ser detenido en la Gran Purga estalinista. No queda claro si murió ejecutado en 1938 o de tifus, en prisión, en 1939.