En el siglo X, un grupo de navegantes nórdicos zarpó de Groenlandia rumbo a Norteamérica. Buscaban volver cargados de riquezas. Eran hijos de desterrados noruegos, esclavos liberados, colonos acostumbrados a la adversidad y descendientes de un largo y violento linaje de reyes, nobles, exploradores y hechiceros capaces de transformarse en lobos, osos e incluso en dioses.
